Rien

Ciel, soleil
nuages, pluie
aller, venir
rêver, dormir.
Rien d´importance
si tu attend dans mon lit,
si je t´étreindrai la nuit.

Quiero estar contigo

Quiero estar contigo
susurraste a mi oído
entre beso y beso

Quiero estar contigo
repetí en mi vigilia
sin pensar su sentido.

Quiero estar contigo
sin atarte a ningún sitio
y volar bajo tus alas
hasta donde no hayas ido.

Quiero estar contigo
cuidar tus pasos,
seguir tu camino,
esperar tu regreso.

Canciones

Se peinaba a lo garçon
la viajera que quiso enseñarme a besar
en la gare d’Austerlitz.

Primavera de un amor
amarillo y frugal como el sol
del veranillo de san Martín.

Hay quien dice que fui yo
el primero en olvidar
cuando en un si bemol de Jacques Brel
conocí a mademoiselle Amsterdam.

En la fatua Nueva York
da más sombra que los limoneros
la estatua de la libertad,

pero en desolation row
las sirenas de los petroleros
no dejan reír ni volar

y, en el coro de Babel,
desafina un español.
No hay más ley que la ley del tesoro
en las minas del rey Salomón.

Y desafiando el oleaje
sin timón ni timonel,
por mis sueños va, ligero de equipaje,
sobre un cascarón de nuez,
mi corazón de viaje,
luciendo los tatuajes
de un pasado bucanero,
de un velero al abordaje,
de un no te quiero querer.

Y cómo huir
cuando no quedan
islas para naufragar
al país
donde los sabios se retiran
del agravio de buscar
labios que sacan de quicio,
mentiras que ganan juicios
tan sumarios que envilecen
el cristal de los acuarios
de los peces de ciudad

que mordieron el anzuelo,
que bucean a ras del suelo,
que no merecen nadar.

El Dorado era un champú,
la virtud unos brazos en cruz,
el pecado una página web.

En Comala comprendí
que al lugar donde has sido feliz
no debieras tratar de volver.

Cuando en vuelo regular
pisé el cielo de Madrid
me esperaba una recién casada
que no se acordaba de mí.

Y desafiando el oleaje
sin timón ni timonel,
por mis venas va, ligero de equipaje,
sobre un cascarón de nuez,
mi corazón de viaje,
luciendo los tatuajes
de un pasado bucanero,
de un velero al abordaje,
de un liguero de mujer.

Y cómo huir
cuando no quedan
islas para naufragar
al país
donde los sabios se retiran
del agravio de buscar
labios que sacan de quicio,
mentiras que ganan juicios
tan sumarios que envilecen
el cristal de los acuarios
de los peces de ciudad

que perdieron las agallas
en un banco de morralla,
en una playa sin mar.

Cuando en la segunda nota de una canción ya hay dos lagrimas corriendo por tus mejillas, sabes que esta es especial.

Sin exagerar

Hoy discutiendo en el coche con mi hermano -en broma-, dije no recuerdo muy bien que y el me corrigió diciendo la verdad sobre el asunto en cuestión. Ante este desenlace de los acontecimientos yo respondí “deja me, yo soy feliz así”
Parece una tontería, pero me quedé pensando y creo que es verdad, ahora mismo soy feliz. Solo me falta el polvo de hadas para volar...

Sin exagerar.

No es lluvia

Después de los mejores días que alcanzo a recordar; con risas, suspiros, consuelos, caricias, ilusiones, besos, miradas de complicidad, abrazos, más risas...

Después de pasarlo mejor de lo que pude imaginar, de llegar a confiar y sentir la confianza, de pasar noches sin dormir hablando del pasado, de tonterías, de cosas que son importantes y que pueden llegar a serlo más, de recorrer su cuerpo cientos de veces…

Después de sentirme como en casa bajo la lluvia, sobre un puente, en mitad de un rió, en el bar de un pueblo, en el coche, en todas partes y no sentirme en casa estando de hecho en ella, pero solo…

Después de no querer ir a la cama por que sin ella será demasiado grande y pasar la noche despertando porque se te ha escapado y ver que no está…

Después de todo, ves al despertar, que el cielo deja caer grandes gotas sobre la tierra y sientes que llora junto a ti.