viernes, febrero 09, 2007

Un gato

Estoy durmiendo en casa de mi hermana en el sofá del salón de pronto el gato ha subido a mi lado y ha acercado su cabeza a mi hombro, ronroneando suavemente. Ha avanzado lentamente pegado a mi brazo, arqueando el cuerpo desde el cuello hasta la cola, hasta llegar a mi mano. Después me ha mirado a los ojos y se ha girado para que lo acaricie. ¿Puede haber algo más relajante que un gato ronroneando panza arriba? Me ha dado una envidia terrible, porque últimamente no hago más que dar vueltas y vueltas a todo lo que hago, lo que voy a hacer, lo que no puedo hacer…
Me encantaría pasar de todo como un gato cualquiera, tirarme en un sofá doblado en un ángulo imposible sin pensar en nada más que en donde me voy a acurrucar cuando me despierte.