Eso es porque los duendes, que sois mágicos, no podéis hacer magia con frecuencia delante de los humanos ya que estos se enamorarían de vosotros. Y pobre del humano que ya amase a un duende y lo viese hacer magia…
Querría tanto a ese duende que pedrería la cabeza hasta que todos lo tomasen por loco.
Se que pronto te veré hacer magia…